Revista Caribeña de Investigación Educativa, 2018, 2(2), 120-124

RECENSIÓN DE RANCIÈRE, J. (2018). EL MAESTRO IGNORANTE: CINCO LECCIONES SOBRE LA EMANCIPACIÓN INTELECTUAL. BUENOS AIRES: EDHASA/LIBRO DEL ZORZAL

RECENSIÓN DE RANCIÈRE, J. (2018). THE IGNORANT MASTER: FIVE LESSONS ON INTELLECTUAL EMANCIPATION. BUENOS AIRES: EDHASA / LIBRO DEL ZORZAL

Profesor del Instituto Superior de Formación Docente Salome Ureña
oscargallovelez@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-7567-2464 

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En momentos en que de norte a sur la zafiedad parece invadir la política y los medios de comunicación, cabe reivindicar con denuedo estas lecciones de emancipación intelectual. No por su aporte al desarrollo del capital humano, como está de moda, sino porque hablan de la igualdad de la razón en un mundo donde se pide la adaptación a la precariedad, en lugar de transformar la realidad o las instituciones que producen dolor o infelicidad. Y mientras esto ocurre, la “autoridad de los mejores de la clase” decide a distancia la progresión de la comunidad.

El maestro ignorante fue publicado en 1987 y en español en el 2007, 2010 y 2016. En mayo de 2018 es publicado por Libros del Zorzal y en agosto del mismo año por Edhasa y Libros del Zorzal. El acontecimiento pedagógico que sirve de soporte a la obra es más o menos el siguiente: “En el año de 1818, Joseph Jacotot, lector de literatura francesa en la Universidad de Lovaina, tuvo una aventura intelectual” (p.19). Jacotot ignoraba el holandés tanto como sus alumnos el francés, de modo que utilizó una versión bilingüe del Telémaco de Fenelón para establecer un vínculo. Con ayuda de un traductor solicitó a los alumnos que aprendieran el texto en francés hasta poder narrarlo. Los resultados fueron sorprendentes: “no les había explicado la ortografía ni las conjugaciones, [sin embargo], habían aprendido solos a combinarlas para luego construir oraciones francesas” (p. 23).

El libro se organiza en cinco capítulos titulados: Una aventura intelectual, La lección del ignorante, La razón de los iguales, La sociedad del desprecio; y El emancipador y su mono. El primero describe los elementos claves de la aventura y “la revolución que esta experiencia casual provocó en su espíritu” (p.21), además de señalar los límites de la concepción que explica el mundo con su parábola de la división entre espíritus sabios y espíritus ignorantes, maduros e inmaduros, capaces e incapaces, inteligentes y estúpidos. Como dice elocuentemente Rancière: “Hasta que él llego, el hombrecito tanteaba a ciegas, adivinaba. Ahora aprenderá” (p. 27). A este orden Jacotot lo denomina el principio del embrutecimiento.

En efecto, el maestro ‘‘explicador’’ es la autoridad capaz de hacer ver a los espíritus jóvenes e ignorantes lo que esconden los libros, y es el responsable de correr el velo que impide observar la esencia de las cosas. En ese sentido, dice Rancière, el método explicador “frena el movimiento de la razón” porque demuestra al niño/joven que sin la ayuda del maestro es imposible entender el mundo.

Para Jacotot, Sócrates no era la figura del emancipador, sino la del “embrutecedor por excelencia” (p. 225), pues la mayéutica consistía básicamente en fingir ignorancia para provocar la capacidad de pensar del estudiante y mediante preguntas hacer nacer la verdad en el esclavo. Entonces, dice Rancière, Sócrates dirige discretamente la inteligencia, “pero no al punto de dejarla librada a sí misma”, es decir, “cambia el orden de los procedimientos sin cambiar nada los fundamentos” (Cornelissen, 2011, p. 51).

A distancia de las dos figuras del embrutecimiento se sitúa el ignorante/emancipador de Jacotot. Este tipo de maestro “no transmite su saber y tampoco es el guía”. En contraste con el orden explicador y la mayéutica socrática, el método universal de Jacotot considera aspectos claves del proceso de aprendizaje: la exigencia de una situación, la tensión del deseo propio, la confianza en la capacidad intelectual y la posibilidad de relacionar las cosas aprendidas. La conclusión es que se puede enseñar lo que se ignora, porque se trata fundamentalmente de actualizar la potencia, en contraste con el método explicador soportado en la impotencia.

Así pues, la clave está en la voluntad de emancipación del estudiante, su interés por franquear la lógica de los inferiores y los superiores y la confianza para reconocer la propia dignidad. Con otras palabras, el maestro de Jacotot sabe que todos son candidatos a la emancipación, pues no quiere saber nada de las razones de la desigualdad (p. 233); se opone a los métodos de progresión y a la oposición de las inteligencias, en tanto, su axioma es la igualdad de las inteligencias.

Si es que existe un método, este consiste únicamente en la voluntad de prestar atención, “un estado de ánimo particular” o excepcional suscitado por las circunstancias externas o el entrenamiento de la inteligencia para que trabaje bajo control absoluto. En una frase, ese estado de ánimo excepcional abre la oportunidad para estar siempre en presencia de algo interesante. No es una suerte de mindfulness o la receta del emprendedor lo que defiende Jacotot, él pide al estudiante la virtud poética de la improvisación y, “ver todo por sí mismo, comparar y comparar, y responder siempre a una pregunta en tres partes: ¿Qué ve? ¿Qué piensa de esto? ¿Qué hace con esto?” (Cornelissen, 2011, p. 65).

Más allá del maestro explicador, el socrático y el emancipado, Goel Cornelissen sugiere que en la actualidad podemos agregar el maestro facilitador centrado en el estudiante, en el marco de la teoría del aprendizaje constructivista. En este enfoque los estudiantes no son receptores pasivos de conocimiento estructurado. La finalidad son los resultados de aprendizaje y las competencias para desempeñarse en contextos cambiantes. La función del facilitador nos dice Cornelissen, es “crear ambientes y experiencias que lleven a los estudiantes a descubrir y construir conocimientos por sí mismos” (Cornelissen, 2011, p. 56). En este sentido, “el maestro ya no necesita haber adquirido todos los conocimientos que enseña” pues debe simular el orden social y ser flexible a todas las dinámicas del cambio.

Del maestro facilitador, es poco lo que puede decirse en el ámbito pedagógico, pues los resultados están por verse. Lo que sí parece claro es que sumerge a los facilitadores en el mundo de la competitividad y la empleabilidad. Como anotan varios autores, entre los que se destaca el filosofo Byung-Chul Han (2012), la ascesis del rendimiento que enmarca la vida profesional en la actualidad, erosiona los vínculos sociales y reivindica el desapego y la indiferencia. La flexibilidad y la polivalencia obligan al sujeto productivo al exceso de positividades (nunca decir no al trabajo), y como consecuencia, una cultura de la ansiedad parece instaurarse.

Volviendo a Rancière, En La lección del ignorante se insiste en las premisas del orden explicador: selección, progresión e incompletud. Así, en el método viejo se enseñan fragmentos del universo, al paso que la totalidad únicamente es inteligible al maestro: “He comprendido esto, dice satisfecho el alumno. Eso es lo que usted cree, corrige el maestro” (p. 48). Y se hace la madeja de la superioridad, pues nadie puede deletrear solo y se embrutece al pueblo no por falta de instrucción, sino porque se impone “la creencia en la inferioridad de su inteligencia” (p. 74), de este modo, la fábula del ciego y el perro se configura, “un hombre le habla a otro hombre que no puede responderle” (p.76).

La razón de los iguales parte del supuesto que el problema no es probar si todas las inteligencias son iguales, sino ver que se puede hacer a partir de esa suposición (p. 82). Jacotot inicia la reflexión destacando la función de la atención en los procesos de aprendizaje, resalta como en los primeros años de vida al niño todos los objetos le hablan, pero una vez pasa esa etapa, la atención pierde constancia y comienza a aprender por los ojos y las explicaciones de los otros. Es como si la inteligencia se fuera adocenando y la curiosidad desvaneciendo. La cuestión es que ausentes, distraídos o sin voluntad no hay acto intelectual y terminamos viendo a medias. Por el contrario, la sociedad de emancipados es aquella en que todos somos artistas y donde todos tenemos la capacidad de la perfección en uno u otro arte, porque, dice Jacotot, “el hombre no ha nacido para ninguna posición en particular, sino para ser feliz en sí mismo” (p.123). De esta manera, igualdad e inteligencia son sinónimos, tanto como razón y voluntad.

En la sociedad del desprecio se retoma la cuestión de la distracción o el deseo de sustraerse al esfuerzo. Desde este punto de vista, “la pereza […] es el acto de una mente que desestima su propia potencia” (p. 132), y el acto de desprecio de sí es también el rechazo del otro. Ese desprecio es consecuencia de una razón que organiza contra natura las sociedades humanas y ordena lugares diferentes para seres no diferentes (p.147), a la vez que se crean pueblos superiores en nombre de la buena fe o en el delirio mórbido de la tribuna.

Finalmente, en El emancipador y su mono se destaca que la función del método universal promovido por Jacotot es “elevar a quienes se creen inferiores en inteligencia, hacerlos salir del pantano en que se pudren: no el de la ignorancia, sino el del desprecio de sí mismos, del desprecio en sí de la criatura razonable. Se trata de hacer hombres emancipados y emancipadores” (p.165). No obstante, es importante destacar que el objetivo de Jacotot y Ranciere no es legitimar un nuevo método ni promover su institucionalización. Para ellos la instrucción es como la libertad: no se da, sino que se toma, así como la igualdad se practica y se verifica.

La edición ampliada que reseñamos incluye una entrevista a Jacques Rancière realizada por Andrea Benvenuto, Laurence Cornu y Patricia Vermeren, el 24 de enero de 2003. En la entrevista Rancière relata el origen del libro y el contexto en que surgió el interés por la figura de Joseph Jacotot (1770-1840). Según él, El maestro ignorante se escribe en un momento en que se enfrentaban en Francia, por un lado, la propuesta de adaptación de la educación a las poblaciones desfavorecidas, inspirada en el sociologismo progresista de Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron; Por otro, el pensamiento republicano abogaba “la difusión indiferenciada del saber cómo medio para la igualdad” (Cornelissen, 2011, p. 44), es decir, una transmisión con independencia de la situación económica. El pensamiento decimonónico de Jacotot rechaza cualquier encuadramiento en los años ochenta, sin embargo, sus ideas al ser invocadas por Rancière en el contexto del debate sobre la desigualdad (Cornelissen, 2011, p. 44) sugieren una alternativa a los sistemas del embrutecimiento, apoyados en las figuras del maestro explicador y la mayéutica socrática.

Ahora bien, ¿Cuál es la actualidad de la aventura intelectual del excéntrico profesor francés del siglo XIX? En primer lugar, se trata de un debate actual en el ámbito pedagógico y político, porque la emancipación intelectual parece tener poco espacio en el siglo XXI tanto por la infantilización general de los individuos y el exceso de pedagogización como porque la escuela invadió la vida decretando con tiranía lo que debe ser sentido y aprendido. Al final, como anticipaba Robert Walser, “La escuela proporciona a la vida intelectual nuevas impresiones con el fin de que permanezcan vivas en ella, pero en la mayor parte de la gente se apagan las luces que debían iluminar toda una vida” (Walser, 2016, p. 89).

En segundo lugar, es un debate actual porque la escuela moderna y los sistemas educativos legitiman en diferentes escenarios nacionales e internacionales la desigualdad y esto se expresa además en los discursos de “gobernantes ilustrados”, que según Rancière, sostienen que un sector de la población no alcanza a responder los desafíos de la modernidad. Posiciones como estas defendidas por la ultraderecha de uno y otro lado del Atlántico son contrarias a la lógica de la democracia; entendida como un modo de gobierno donde los incompetentes tenemos voz y las lógicas de la desigualdad desaparecen.

En tercer lugar, el modelo ético promovido por Jacotot tiene importancia porque pese a las promesas de emancipación de la educación, en la actualidad abundan en diferentes niveles educativos el maestro explicador y el método socrático. En consecuencia, los estudiantes se acostumbraron a ser guiados por los libros y los meandros de la información disponible en internet; sin la guía del maestro explicador confunden una noticia con la publicidad o una noticia falsa con una verdadera (Wineburg, 2018, p. 3-4); en un sentido más amplio, no sospechan de nada y son incapaces de pensar por sí mismos. Para decirlo de una forma más radical, el modelo ético promovido por Jacotot es importante porque existen maestros y estudiantes que piensan que no les es posible o necesario aprender más; “la costumbre distiende toda precaución, porque la rutina matiza todo horror” (Bolaño, 2000, p. 142).

Más que reclamar la institucionalización del método Jacotot, en esta reseña se defiende la propuesta emancipatoria: “quien enseña sin emancipar atonta. Y [según Ranciere] quien emancipa no ha de preocuparse por lo que el emancipado debe aprender. Aprenderá lo que quiera, quizá nada” (p. 43). En cualquier caso, de nuevo con Walser: “Preocupémonos de que haya entre nosotros gente que reflexione, piense y sienta” (2016, p. 148).

Bibliografía

Bolaño, R. (2000). Nocturno de chile. Barcelona: Anagrama.

Bertollini, M. (2006). Sospechas a propósito de El maestro ignorante. Conversaciones. Revista Interdisciplinaria de Reflexión y Experiencia Educativa, 15, 58–64.

Cornelissen, G. (2011). El papel público de la enseñanza: mantener la puerta cerrada. EN J. Masschelein, M. Simons, & J. Larrosa (Eds.), Jacques Rancière, la educación pública y la domesticación de la democracia (pp. 41–73). Buenos Aires: Miño y Dávila Editores.

Han, B.-C. (2012). La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder.

Rancière, J. (2018). El maestro ignorante: cinco lecciones sobre la emancipación intelectual. Buenos Aires: Edhasa/Libro del Zorzal.

Walser, R. (2016). El bandido. Madrid: Ediciones Siruela.

Wineburg, S. (2018). Why Learn History (When It’s Already on Your Phone). Chicago: University of Chicago Press.